Los dos primeros días los dedicamos a Galway y alrededores, incluyendo los famosos acantilados de Moher. La verdad es que Galway es muy pequeño, pero en mi opinión muchísimo más acogedor que ciudades más grandes como Dublín o Cork. Por lo que pude ver en esos dos días, hay muchísima vida nocturna. Muchísimos locales con conciertos en directo tanto de grupos tradicionales como más modernos, muchos night clubs, restaurantes, etc.
El Domingo, nos fuimos a las islas de Arán. En avioneta.
Aer Arann tiene un servicio bastante frecuente entre las cercanías de Galway e Inishmore, que es la isla más grande y habitada de entre las tres que hay. No sé si alguno de vosotros os pasará como a mi, pero con el paso de los años y de los vuelos, cada vez me gusta menos eso de montarme en un avión. Y lo de montarme en una avioneta en la que cogen ocho personas y una va de copiloto, pues casi que menos. Pero bueno, la realidad es que el vuelo fue muy suave. Son sólo unos ocho minutitos, casi todos por mar y a no mucha altura, así que no hay demasiado peligro. Supongo :) Por cierto, que si a alguien le gusta volar incluso menos que a mi, hay un servicio de ferry bastante frecuente también, y el viaje lleva unos 30 minutos.
Inishmore es un sitio especial. Con sólo unos 860 y pico habitantes censados para 31 km2, os podréis imaginar como de poblada está la isla. Lo mejor de todo es que te puedes alquilar unas bicis y recorrértela a tu gusto. La isla en si misma no es demasiado bonita en cuanto a vegetación se refiere, aunque también es cierto que la época en que la hemos visitado no ayuda. Sin embargo, se respira tanta tranquilidad que a mi me hizo sentir que estaba en un lugar donde no me importaría quedarme una temporada. Sentir el viento, el mar, los árboles moverse, sin nada de ruido... En fin.
La parte norte de la isla sí que es bastante espectacular, y en ella hay uno de los fuertes prehistóricos (1000 antes de cristo) más importantes de Europa: Dun Aonghasa. Ver ese sitio, de por sí, merece la visita a la isla. La parte inferior de la isla también es chula, y mucho más llanita. En esta parte, además, hay una zona con una colonia de focas que también resulta bastante chula.
El Lunes, ya de vuelta de la isla, sniff, nos dimos un paseo muy rápido por la región de Connemara. Se trata de una región montañosa que le gustaría mucho a los amantes del trekking. Dentro de Connemara, la abadía de Kylemore es bastante espectacular.
Y como decía el otro, eso es todo amigos. Que por cierto, muy importante. Todas estas estupendas fotos y más son de a mi amigo Javier, que era uno de nuestros fotógrafos oficiales, y que sin el ni este viaje ni mi estancia en Irlanda serían lo mismo. ¡Gracias Javi!