sábado, noviembre 13, 2010

Koobface, historia de un crimen 2.0

sábado, noviembre 13, 2010 por Martín


Los que sigáis este blog o mi Twitter os habréis dado cuenta de que de un poco a esta parte me he ido interesando por temas de seguridad y cibercrimen. Me parece un mundo apasionante sobre el que puedo pasar horas leyendo sin aburrirme. Es increible le economía sumergida que tenemos ahora mismo funcionando en la red y con la que convivimos diariamente.

Koobface, el tema de este post de hoy, es un gran ejemplo de como los avances en la red se pueden utilizar por una red de cibercrimen para conseguir enriquecerse sin apenas causar ningún daño, realizando pequeñas transacciones de manera masiva y aprovechando las dificultades operativas y burocráticas que surgen al intentar desactivar una red que opera en múltiples zonas geográficas, múltiples jurisdicciones y que mueven cantidades de dinero tan pequeñas cuando se miran de manera unitaria que no generan ningún tipo de denuncia.

Todo el contenido de este post lo he recopilado de un fenomenal documento Nart Villeneuve quien fue capaz de infiltrarse en la red de Koobface y durante meses estuvo investigando su modus operandi, para ahora publicar un informe que resulta enormemente impactante y que a muchos les puede abrir los ojos ante la magnitud y sofisticación de las redes de ciberpiratas que se encuentran operando en la actualidad. Nada del contenido de este post es original y os recomiendo sobre todo leer el informe, pero si lo preferís leer resumido y en castellano podéis continuar :)

Koobface, anagrama de Facebook, es una red de bots que aprovecha las redes sociales para propagarse. Koobface utiliza estas redes sociales (Bebo,
Facebook, Friendster, Fubar, Hi5, MySpace, Netlog, Tagged, Twitter, y Yearbook) para transmitir mensajes con links a contenido malicioso. Estos links se enmascaran con el servicio de acortamiento de URLs bit.ly. Para un usuario de a pie, no es sencillo detectar la página maliciosa.

Muchas de estas páginas eran blogs falsos en Blogspot (hasta 350.000) que redirigían a servidores falsos que simulaban ser videos de YouTube y donde había banners para la descarga de software malicioso enmascarado bajo falsos codecs de video o actualizaciones de software. Y ojo que la cosa no termina ahí. A esto le tenemos que sumar el uso de SEO para colocar estos blogs maliciosos en el top de los buscadores, y la resolución de CAPTCHAS que se conseguía que fuesen las propias víctimas los que los resolviesen y que se utilizaban para crear nuevas cuentas de blogs maliciosos y cuentas de Facebook para propagar los links.

Pero parémonos por un instanate a analizar los componentes de este cóctel, porque estamos ante la esencia de la web social, la web 2.0 llevada a la máxima expresión del cibrecrimen. Por un lado tenemos redes sociales donde los usuarios somos más propensos a hacer clic en enlaces que nos mandan nuestros amigos. Tenemos también acortadores de URL, populares gracias a Twitter, y que tienen como consecuencia que las personas no se fijan en lo que hacen clic. Cientos de miles de blogs falsos y servidores enmascarando páginas que se han convertido en el día a día de cualquier consumidor habitual de Internet como es YouTube. Perfiles de Facebook con miles de fans que propagan links como la espuma. Cuentas falsas de Google Reader o Google Buzz donde colocar y propagar más y más enlaces maliciosos. Como decía, el cóctel perfecto para crear una red de ganancias millonarias y con muy pocas posibilidades de ser cazados.

Una red como Koobface no puede sobrevivir sin que exista toda una economía sumergida. El informe habla y da nombres de proveedores de hosting amigables a este tipo de organizaciones y que rechazan sistemáticamente todas las reclamaciones que reciben; también se nombran otras redes de bots amigas que entre ellas se ayudan para propagarse las unas y las otras mucho más rápidamente; sistemas de pagos que permiten el canjeo de dinero que proviene de este tipo de prácticas; personas dispuestas a ceder sus cuentas corrientes como "mulas" que sirven de canal para mover el dinero; y por supuesto redes de afiliación que paguen por esos clics y esas instalaciones. Casi nada.

En este caso, la red de Koobface se monetiza a través de dos modelos enormemente lucrativos para las redes de bots: El pago por clic de modo que miles de ordenadores infectados ejecutan software que ejecutan falsos clics en anuncios, y el pago por instalación de programas en los ordenadores de las víctimas. ¿Qué tipo de programas? Por ejemplo falsos antivirus que cuestan de 30 a 100 dólares y sobre los que el "instalador" se puede llevar de un 30% a un 90% de como comisión. Un negocio realmente rentable.

A diferencia de otras redes, Koobface no roba ningún tipo de información de tarjetas de crédito ni información bancaria. Sí se apropia sin embargo de contraseñas de redes sociales como Facebook, Messenger, etc. en un esfuerzo para propagarse más rápidamente.

En un año los creadores de Koobface han conseguido más de 2 millones de dólares.

Para los que os interese saber más sobre Koobface podéis leeros el completo informe en PDF. Es impresionante. Para abrir apetito aquí podéis leer algunos datos que dan una idea del tamaño de la red:


  • Cuentas de Facebook: 21.790

  • Total de amigos: 935,000/Cuentas con amigos: 3105

  • Total de blogs: 350.854

  • Cuentas de Google: 522.633

  • Cuentas de Google Reader: 4.842

  • Cuenta de 100mb (hosting gratuito): 4.044



Para terminar, no sé si a los que hayáis leído el informe os habrá parecido igual que a mi, pero me ha parecido un trabajo de investigación excelente. En mi opinión la prensa debería comenzar a alertar a la gente de que este tipo de cosas existen. Quizás esta red en concreto pueda resultar demasiado sofisticada para el usuario de a pie. Pero sí que convendría poner más énfasis en los peligros de una red que día a día se vuelve más compleja.

comments

1 Respuestas a "Koobface, historia de un crimen 2.0"
Alberto Vilches dijo...
20:05

Simplemente increíble!!